Trazar mapas es otra manera de crear y contar historias
Procesos vivos en observación, nuevas metodologías y propuestas de facilitación en el bosque.
Un recuerdo vivo: mamá en la mesa corrigiendo mapas de sus alumnos de geografía. Yo haciendo tarea y estudiando. La luz encendida. Seguro eran las 6 o 7 de la tarde en las latitudes donde crecí. Seguro era invierno, entonces. Afuera probablemente nevaba. Mamá me hizo un regalo: con los mapas conceptuales se resume más rápido y, además, estudiás. Un 2x1.
El truco: “No tenés que volver a escribir todo, solo las palabras clave y unir con flechas para entender qué relación tienen las ideas entre sí”.
Mis resúmenes de casi cualquier tema se volvieron de una carilla máximo. Y, al ser más bien visuales, cuando me tocaba responder preguntas de un examen esa carilla venía mágicamente a mi mente y tenía no la respuesta, pero sí las palabras, las formas y las líneas con las que componer una narrativa aprobable.
El ritual no terminaba en la mesa. Antes de dormir venía a mi habitación a saludarme y traía las hojas: “Guardátelas abajo de la almohada así mientras dormís lo que aprendiste se queda mejor”.
Anécdota aparte, esa práctica de trazar mapas me quedó bastante arraigada y es un gesto que despliego en diferentes ambientes y formatos.
Mis talleres, por ejemplo, empezaron siendo mapas conceptuales de las ideas que quería compartir. Trabajo wireframes como mapas de la interfaz donde organizar, entender y definir la información y otros elementos interactivos.


Creo que esta misma práctica es la que me permite hacer zoom out cuando pienso en user flows. Veo la historia completa porque tengo una visual mental de las relaciones, los pasos y los estados de la interfaz. Puedo contar la historia, entender si tiene huecos o no, dónde le falta relieve.
Representando procesos creativos con mapas lo que hago es volverlos espaciales. Y al darles cuerpo, los habito. Transito, atravieso, me quedo más o menos tiempo en un lugar. Me salto pasos. Vuelvo a empezar. Avanzo.
Cuando empecé a hacer mapas las conversaciones que tenía de una reunión a otra empezaron a tener otro sabor. Y al volver tangible los procesos de mi equipo usando mapas represento de manera más clara las etapas que tenemos que atravesar. La sensación: nos ponemos de acuerdo más fácil.
Y entonces me empezó a surgir la pregunta: ¿qué hay detrás de un mapa?
De mapas, diseño y poderes
Los mapas, según cómo los use, me ayudan a tender puentes con las demás personas. Siempre que busqué aportar claridad terminé dibujando mapas para entendernos mejor. Mapas de la experiencia. Mapas conceptuales. Croquis. Dibujitos.
Sobran las herramientas que llevan la palabra mapa en su nombre y habilitan la reflexión y la toma de decisiones sobre diferentes aspectos de la experiencia y el proceso creativo.
¿Para quién estamos diseñando? → Empathy map
¿Cómo se siente la experiencia en el tiempo? → User Journey Map
¿Cuál es la sintaxis de la interacción? → User Flow Map
¿Cómo está estructurada la información? → Sitemap
¿Quiénes influyen en el proyecto? → Stakeholder Map
¿Cuál es el camino para llegar a nuestra visión? → Roadmap
Los mapas surgieron históricamente como herramientas de poder. Los usamos para delimitar fronteras, marcar territorios, definir quién pertenece y quiénes quedan afuera. Se usaron para el control, la conquista, la exclusión.
Los usamos para dividir(nos) y controlar el espacio. Pero mapear también puede volverse una práctica de empoderamiento: nos permite orientarnos, explorar, imaginar caminos nuevos.
En ese permitir, hay poder para:
Moverme con libertad en el proceso sin querer controlarlo.
Reclamar espacio y trazar nuevas rutas.
Evidenciar lo que estaba oculto, lo que se omitía.
El diseño no es neutral. Cuando en el proceso uso mapas emergen nuevas tareas y poderes para las personas de un equipo, un negocio y las personas que hacen uso de los productos, servicios y espacios que diseñamos:
Decidimos qué caminos abrimos y cuáles no.
Damos pistas sobre qué rutas pueden tomarse.
Hacemos más o menos visible lo que antes no lo era.
Proponemos una manera de hacer las cosas.
Narramos unas historias determinadas.
Mi intuición es que, más allá de la historia de los mapas, hay potencia en ellos como herramienta narrativa. Como artefacto creado a partir de nuestra propia sensibilidad, nos hace y refleja a la vez.
Intercambié audios con mi mamá sobre el tema para tener una “opinión experta” que me certifique informalmente a hablar de esto con cierto permiso.
Comentarios sobre la creación y el uso de mapas físicos y políticos de Argentina, la colonización, el comercio mundial y recuerdos aparte, su respuesta me llevó a ver que más allá de lo de siempre, también podemos trazarlos para (re)hacer sentido.
Un mapa no es solo un reflejo del territorio; es una interpretación de la realidad que podemos hackear para contar otras historias, para diseñar futuros y experiencias que den forma al mundo que queremos habitar hoy.
¿Cómo nos contamos distinto? Quizás, con nuevos mapas.
Facilitación, mapas y procesos vivos
Al final un mapa también puede ser una manera de representar el proceso creativo y nos dan el poder de ubicarnos, entender dónde estamos, a dónde queremos avanzar y qué necesitamos para hacerlo.
Como líderes de equipos creativos y procesos de diseño, empezar a mapearnos aporta una base de entendimiento común que a cualquier proyecto suma y la sensación de ver eso en movimiento da mucha satisfacción.
Si querés poner esta técnica (y otras más) en práctica:
El jueves 3 de abril estaré dando una charla gratuita, “Técnicas para mapear y liderar tu proceso de diseño”, donde estaré compartiendo experiencias y herramientas para que puedas trazar tus propios mapas de proceso en equipo.
El sábado 26 de abril empezamos la próxima edición de “Diseña y lidera procesos UX con soltura”, un curso de facilitación que armé con todo este tema del mapeo integrado en el hilo conductor de cada clase.
Abrir un mapa nos predispone a la colaboración. Y trazarlo es una manera de (re)apropiar el proceso. Observar desde afuera lo que estamos viviendo adentro.
Encarnarlo para poder contarnos e imaginarnos mejor.

En qué ando y nuevas rutas
En las rutas de Siembra estaré explorando una nueva propuesta: ¿Qué pasa si dejamos de usar los mapas para poseer y empezamos a usarlos para conectar?
Si el mapa tradicional fue una herramienta para fijar y dominar el territorio, los mapas que propongo en Siembra buscan lo contrario: dar lugar al movimiento. Mapear no para marcar límites sino para expandirlos. Y, en el proceso, entendernos mejor a nosotras mismas en relación con el entorno.
En distintos momentos del camino registraremos cómo nos sienta el recorrido y el caminar. Y nos invitaremos a trazar mapas como forma de:
Crear relaciones en lugar de límites.
Descubrir patrones en lugar de imponer estructuras.
Contar historias en lugar de fijar coordenadas.
Si estás en Barcelona, tengo definidas 3 rutas antes de que empiece el verano y solo queramos estar en modo mar todo el día. Salimos a caminar en estas fechas:
Domingo 20 de abril
Domingo 18 de mayo
Las inscripciones están abiertas para cualquiera de las 3, por lo que ya podés registrarte en todas o en las que te interese y puedas venir.
De participar en las 3, la tercera va de regalo 🎁 .


Si llegaste hasta acá, como siempre, gracias por leer y ¡Hasta la próxima! 💜
Y gracias especiales a Lu, Paz y Vico por compartir sus ojos lectores de fragmentos y borradores de esta edición. Con ustedes sigo puliendo y sacando punta a este lápiz del escribir(me) ✨